LA IGUANA AVENTURERA QUE DESCUBRIÓ SU MISIÓN (Segunda parte)

Al iniciar su alocada travesía, percibió un sonido suave, fino y melodioso, lo que la llevó a alzar la vista para divisar a un extraño ser que además de cantar, también volaba, y quien al ver a Olga, decidió aterrizar cerca de ella. Se trataba de una hermosa ave fénix, quien le dio la bienvenida al gran parque turístico de la Isla Alowa. La iguana simplemente quedó perpleja y encantada al conocer a ese magnífico ser llamado pájaro que contaba con los dones del vuelo y el canto.

Más adelante, la iguana conoció también a Roberto, el perro guardián de la isla que la guio para conocerla, y de quien aprendió sobre esa otra especie aún más extraña para ella llamada “seres humanos”, que además de habitar la isla, también la regían. Finalmente se hizo amiga de una pequeña hormiga a quien casi pisa, y de quien se maravilló al saber cómo esta clase de animalitos aun siendo tan pequeñitos eran supremamente laboriosos, organizados y proactivos.

Fue una mañana de grandes aprendizajes para Olga: al reconocer el valor del trabajo, la capacidad de un animal para ser amigo de la especie humana y la existencia de seres completamente diferentes a las iguanas pero tan sorprendentes como para poder volar y cantar.

Tras percatarse que ya había pasado la mitad del tiempo que le quedaba, hizo cuanta cosa se le ocurrió para no perder ni un minuto de ese preciado tiempo. Entonces, sintiendo lo que su corazón e intuición le decían, realizó cosas que jamás había hecho pero que por alguna extraña razón era como si ya tuviera la práctica y la habilidad para hacerlas, como: nadar prodigiosamente con la compañía de algunos amigos peces que fue conociendo en el trayecto, trepar árboles y jugar con algunas ardillitas con las que se topaba en alguna rama, e incluso, aprendió rápidamente a camuflarse, es decir, a lograr cambiar el color de su piel tan pronto su instinto de supervivencia se lo advertía, como  cuando divisó un enorme halcón que quiso perseguirla para hacerla su presa, pero que gracias a su capacidad de camuflaje y visión extraordinarias, el ave acechante no tuvo más remedio que alejarse.

El día estaba concluyendo, y Olga estaba tan feliz y agradecida con todo lo nuevo y descubierto que aún no lo creía, pero a la vez una profunda melancolía la llenó, puesto que dentro de poco tendría que regresar a Iguanandia, para continuar viviendo su habitual estilo de vida.

En medio de estas cavilaciones se encontraba, cuando de un momento a otro la isla se iluminó para dar lugar a todo un ambiente de fiesta y carnaval, en el que predominaban las luces, el color, y la música orquestal, con la participación de todos los animales que habitaban la isla, quienes decidieron organizar un evento grato y especial para Olga, en señal de amistad y gratitud por su visita.

Olga bailó como un trompo toda la noche, donde descubrió que además de ser una excelente bailarina, la música era un lenguaje para su alma, al sentir mucha paz y alegría cuando la escuchaba. Fue así como nuestra iguana protagonista se entregó por completo a esos últimos momentos que le quedaban, en medio del canto, el baile, el juego, la risa y el compartir con todos los grandes seres que conoció y de quienes sobre todo aprendió algo valioso.

Pero la magia no terminó. En medio de la nada apareció Joaquina, su iguana maestra y guardiana, quien vino para comunicarle algo muy importante:

“Tu misión Olga si decides aceptar, es ser una mensajera del “totem” de las iguanas, esto quiere decir que compartirás y enseñarás tus dones, talentos y habilidades a todos aquellos seres, tanto humanos, plantas o animales que más lo estén necesitando en un determinado momento, pero debes saber que para cumplir a cabalidad tu misión, no podrías regresar a Iguanandia a tu vida tradicional, puesto que te convertirías en una viajera de mundo permanente encargada de difundir toda tu sabiduría y poder.

Tras este importante anuncio de su iguana guardiana, Olga permaneció en silencio un largo tiempo. No sabía qué decisión tomar, pues si bien la embargó una felicidad muy grande al descubrir que tenía una misión personal tan especial, también se entristeció, por saber que tendría que dejar su lugar de origen, su familia y amigos a quienes extrañaría demasiado.

Olga simplemente cerró sus ojos y puso las manos en su corazón, desde donde percibió un claro mensaje que provenía de su ser interior, el que le decía que, aunque hubiera un distanciamiento físico, el vínculo sagrado con su tierra y sus seres queridos siempre permanecería intacto, porque se trataba de un vínculo a base de amor incondicional que nunca podría ser quebrantado y con el cual estaría sostenida a través de su apoyo y compañía, y por tanto siempre los sentiría a su lado. Con esta comprensión, la iguana abrió los ojos y sin dudarlo, aceptó su gran misión.

A partir de entonces, Olga se pasea por el mundo como una digna emisaria del totem de la iguana. Así que, si en algún momento no puedes parar de jugar, reír, y bailar felizmente, o quieres experimentar algo nuevo, desconocido y diferente, a lo mejor la iguana Olga pasó por allí a visitarte.

Ahora un pequeño resumen de todo lo que la aventurera Olga nos enseñó:

  • Conecta con tu capacidad de observación, pudiendo pasar gran parte del tiempo sin hacer nada más que observar, pero a la vez activa tu poder de acción y movimiento cuando sea necesario.
  • Vive manera atenta y observante cada instante, pero al mismo tiempo de manera serena y relajada.
  • Mantén el poder de la risa y el juego especialmente en las situaciones difíciles, pruebas y desafíos.
  • Si la alegría cuesta, sumérgete en la música y canta o baila!.
  • Genera la capacidad para tomar riesgos, permitiéndote dejarte llevar por la incertidumbre y lo desconocido.
  • Descubre los regalos y oportunidades que se encuentran cuando se aprende a soltar el control y a conocer cosas nuevas.

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