Vamos a hablar hoy sobre nuestro niño o niña interior. Un tema del que quizás hayas oído hablar últimamente con cierta frecuencia.
Pues bien, primero nos centraremos en comprender quién es o qué podemos entender como nuestro niño o niña interior, para luego poderte compartir de qué manera podemos llegar a conectar con él o ella, quien nos ayudará en gran medida a sanar y conciliar cualquier memoria, herida o vivencia dolorosa de nuestro pasado.
Qué podemos entender por el niño interior:
Podríamos definir el niño interior como la expresión más pura, sabia y amorosa de nuestro ser, que conecta con la alegría, la espontaneidad, el disfrute, el gozo y la fluidez para vivir cualquier experiencia de la vida.
Cuando conectamos con nuestro niño interior en su fuerza primordial, nos permitimos que cada instante de la vida sea un momento de alegría, goce y disfrute, pues a partir de esa inocencia sabia que hay en él, nos disponemos a la vida con total receptividad frente a todo lo que existe y vivenciamos, porque tenemos la claridad de que todo tiene un sentido y un propósito sagrado de amor para crecer, madurar y evolucionar.
Recordar a nuestro niño de la infancia
Sin embargo, nuestro ego suele estar más conectado con aquel niño o niña de la infancia y del pasado que muchas veces quedó con heridas de abandono, soledad o fragilidad, y que necesitan ser sanadas para poder expresar nuestra versión más pura y sabia de ese niño interior sabio que hace parte de nuestra esencia.
Para ello es importante entender que cuando éramos niños, especialmente durante los primeros 7 años de vida, nuestra energía, nuestra mente y emociones se encontraban en una condición de gran apertura para vivir con mucha receptividad cualquier experiencia, lo cual pudo ser grandioso, pero al mismo tiempo, por no contar aún en esa etapa de la vida con el grado de madurez y autonomía suficientes para discernir y asimilar cada vivencia, pudimos comenzar a experimentar también estados de vulnerabilidad y dependencia, en ocasiones llegando a alterar nuestro sentido del amor propio y estado de merecimiento.
De ahí la importancia para que desde nuestra sabiduría interior, vayamos hacia ese niño que fuimos y desde nuestro amor y comprensión ayudarlo a entender todas esas experiencias de la infancia que le causaron algún tipo de dolor, malestar o confusión, para así comenzar a sanar, liberar y transmutar toda esa energía contenida del pasado.
Cómo reconectar con tu niño interior
Comienza a recordar y conectar con tu niño de la infancia: Busca una foto tuya de tu infancia, preferiblemente de cuando tenías unos 6 o 7 años, o también puedes colocar frente a ti una silla e imaginar que ese niño o niña de tu infancia está sentado frente a ti. En cualquiera de los dos casos encuentra un espacio de calma y comodidad y por unos minutos y si lo deseas cierra lo ojos, y comienza a evocar y recordar a tu niño de la infancia, siéntelo y háblale, pregúntale cómo está, cómo se encuentra, acógelo en tu corazón y escucha qué tiene para decirte.
Este es un ejercicio de plena percepción y apertura desde el sentir del corazón, así que deja por un lado la razón y la lógica de la mente, y simplemente a través del silencio y el sentir disponte a conectar con tu niño o niña. Puedes cada día hablarle, preguntarle e ir reconociendo si se siente solo o sola, si tiene algún tipo de miedo o angustia, o si por el contrario se encuentra pleno o plena y feliz.
Crea un lazo de acercamiento, apoyo y confianza con tu niño o niña del pasado: Poco a poco ve creando consciencia a través de la observación de ese ser pequeño que hace parte de ti y que puedes escuchar en tu interior, para ir expresándole todo tu amor incondicional. Busca palabras espontáneas que salgan de tu corazón y simplemente hazle saber lo grandioso que es, todo lo que lo admiras, que se encuentra a salvo, seguro, en paz, protegido, amado y acompañado por ti, y que cuenta con el poder de vivir la experiencia de esta vida en total goce, disfrute, alegría, fluidez y amor en libertad.
Ábrete a la sensibilidad: Como parte de nuestro camino de crecimiento y sanación a través de nuestro niño interior, es importante abrirnos al sentir, es decir permitir que fluyan nuestras emociones, sentimientos y percepciones, y no lo contrario que es ignorarlos, reprimirlos o controlarlos. Es importante abrirnos a esa sensibilidad interna por cuanto muchas veces se trata de energía contenida que es preciso liberar para avanzar, y a la vez es una forma de afinar la comunicación con nuestra guía interna a partir de esos mensajes emitidos por nuestras propias percepciones.
Te invito a que lo intentes, y te des el permiso de sentirlo todo, es decir tanto lo agradable y placentero, como también lo difícil o incómodo que puede ser desde una rabia, celos, tristeza o apatía, lo que sea, pero sin dejarnos abrumar o arrastrar por esa corriente emocional, es decir permitirnos vivirlas, pero sin ningún tipo de juicio, reproche o culpa, y en su lugar estar abiertos desde nuestra consciencia y sabiduría propia a ver que nos pueden mostrar, enseñar u ofrecer como una oportunidad de aprendizaje y cambio.
Conecta con el juego, la risa y la alegría: Otra magnífica forma de entrar en comunicación y sincronía con nuestro niño o niña interior es vivir llenos de asombro, alegría y espontaneidad en cualquier momento, como lo hacen los niños.
El poder de la risa y la alegría es una manera excelente de liberar y depurar energía emocional también contenida, permitiendo así que fluya todo dolor o malestar emocional del pasado.
Podemos incluso aprender a reírnos en medio de las dificultades, a reírnos de nosotros mismos o no tomarnos tan en serio cuando nos sentimos errados o equivocados, lo cual hace que sea un medio muy terapéutico para vivir de otra manera las experiencias, viviéndolas como una aventura y un juego, y ver el real valor en ellas.
Aquí te animo a que incorpores el poder de la risa en tu día, para ello recurre a lo que más te guste y a tu creatividad: desde ver videos cortos de comedia, películas, entablar encuentros o conversaciones divertidas, simplemente dibujar una sonrisa en tu cara y comenzar a reír de la nada, o incluso ver a otras personas reír también ayuda a activar el poder del juego y la risa que hay en nosotros.
Ábrete al poder de la gratitud: No hay camino más fácil y corto hacia un estado de felicidad, que a través de la expresión de la gratitud desde la mirada de nuestra inocencia pura y sabia, lo cual nos permite vivir cualquier experiencia con plena capacidad de asombro, arrobamiento, admiración y goce, especialmente en esos actos que pueden ser tan simples, monótonos o cotidianos para los adultos, pero a la vez grandes y fulgurantes para nuestro niño sabio interior, quien puede ver en todo vividez y belleza.
Ya no hay tiempo que perder!, el momento es ahora, que de la mano de nuestro niño sabio y juguetón vivamos la vida como una aventura desde la cual todo lo que vivamos lo tomemos como un regalo en el cual hallaremos maravillosos tesoros de aprendizaje y crecimiento acompañados de risa, alegría y amor hacia esta aventura única de lo que significa vivir.
Feliz encuentro y conquista de tu niño o niña interior.